jueves, 17 de mayo de 2012

Madre, amiga, hermana, mujer

Cuales causalidades de este destino incierto por momentos nos han unido para secar las lagrimas derramadas ante injusticias del corazón, de la vida y el dolor. Cuantos días, semanas, meses y quizá años han pasado para forjar lazos duros como una roca aunque flexibles cual goma. Variadas las opiniones ajenas capaces de etiquetar momentos de cariño, risa y días no muy lindos ¿Quienes son, cuál es su poder si no están en nuestra piel? Cánticos del cristal resuenan ante tu infantil voz, que renueva y da vida. Ante cual perfección uno se puede encontrar sin siquiera imaginar que no es un objeto de deseo, de codicia. Porque es libre y no permitiría privar al mundo de disfrutarte, de valorizarte e idolatrarte. Días en que sos la madre que regaña mis errores, pero concilia con caricias. Días en los que sos amiga capaz de escuchar hasta la más triste pena de un corazón supurante. Días en los que sos hermana capaz de contestar cualquier pregunta y duda respecto al accionar. Días que sos mujer, a la que amo y adoro cual gran pintura. El mundo pertenece a tu magnificencia, esa que no solo yo puedo ver, pero que sí he aprendido a valorar.

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