jueves, 25 de octubre de 2012

En off

Me levanto, otro día más sin saber para donde disparar. Las rutinas me van matando poco a poco la imaginación. Los mareos de cada amanecer solo se pueden calmar llenando mis vacíos con algo de nicotina. Despacio y con un cierto dejo de desesperación y ansiedad me arrastro al escritorio en busca de lo preciado.
Echando una mirad todavía no puedo divisarlos entre el desorden. La histeria se apodera de mi. De pronto recuerdo porque siempre tanto desorden. Ya sentada y con el fuego entre mis manos, una calada y mi desayuno empieza.
Decido intentar escribir mis sueños, pero se vuelven a confundir con la realidad. Aún no pudo desahogar todo el dolor. Dada por vencida ante la frustración, no hay mejor opción que volver a la cama en busca de nuevos sueños para cosechar.

lunes, 15 de octubre de 2012

Dejamos

Tan asqueroso contemplar el paso de las horas sin tener registro de ellas. Los días son eternos, nunca acaban y pronta la fecha real.
Carece de noche el tic tac maldito, tu fuego se apago sin escuchar más lamentos. Nada tarda en que su carne se despegue, huesos que se han de romper, pagan precios en horas de vida. La emoción se esfumo y en divinas danzas con el humo se desvaneció. Picante y peligrosa la luz que sale de tu centro entumece mis heridas de a ratos, cuando no es azul y sangran descaradamente.
Tan cálida la piel y el bombeo constante, no podría ser más. Ácidos espesos carcomen mis nervios y supuran mis poros. Dejamos lo que siempre fue, sin volver a cantar una tarde. Quién sabe cuanto tarde en nunca más volver.
Al borde de la cornisa veo...

lunes, 8 de octubre de 2012

Martes que inspiran limites

Aún no creo que solo en viejos retratos pueda ver el brillo de tu inocencia. Tan calma e inofensiva te siento casi como el primer día. Aferrándose a lo que una vez existió o quise creer. Sin poder oponerme al presente, mis estaciones se ven pobladas de hojas otoñales aún en el más cálido día de primavera. Tan oportunos los cristales cayendo del cielo sin arruinar el ambiente más doloroso de una noche carente de emoción. Violetas mares se alzaron en tormenta contra el peligro nocivo y tan propio de vos.
Tanto lamento, tanto ardor en la garganta desgarra. El vacío del fin, cuando negro tiñe tu alrededor. Sin admitir que pude ver crecer el pasto del jardín recordando y ferrandome al más mínimo momento de los soles eternos.
Ya noche, una orden de restricción, no he de autofljelar mi conciencia aún sangrante. No sabe de posesiones ni de restricciones, limites han de imponer muros carcelarios que no cruzaré más.
Despegarse cuesta, dice Ximena. No sé si soy o si te pertenezco respondía cuando hablar de miradas peligrosas a mi alrededor sentía. Hoy simplemente debo mentalizar que si no tengo nada, de alguna manera debo sostenerme.