Reuniones salvajes

Escarba en mis heridas y hazlas sangrar una vez más. Desentierra los deseos oscuros que yacen en el fondo de mi mente. Despiértalos  bajo tu manto de noche impecable y turbia.  Risas macabras despiden un grito de ocultos placeres manifestándose frente a mi. La voz ronca cargada de pensamientos impropios disuelve las lágrimas, la tensión inunda el ambiente.

Brazas se vuelven tus manos, fuego tus labios. Un respiro de aire fresco hiela mis huesos, incapaz de descansar ante tanto calor. Afuera es frío, no dejes congelarme. Susurros de pasiones perdidas, odios y destrucción jugados se vuelven rutina.  Amamos la destrucción de la pasión, sangrantes heridas. Salvajes una vez al mes, reuniones para tomar el té.

Deidad

Mi divina musa de los labios dulces prometes no abandonarme en agujero oscuro de la incertidumbre que me provoca seguir, prometes no volar entre las malas experiencias entregándome el amor puro que solo un ángel podría. Comparar tu grandeza con cualquier ser terrenal solo sería blasfemar, porque quién te conociera sabría de que hablo, o de quién.

Incomparables las palabras de cariño desinteresado a tu lado. El fulgor  que me retumba en el pecho cuando simples palabras se convierten en grandes melodías.  Cuan celestial es tu dulzura y comprensión.  Alegorías enteras podrías inspirar, hoy una vez más corazón de cristal. Protegeré y velare por un destino mejor para tu amor, por un dulce y cálido hogar. 

Anexo de realidad I

Mis sensibles oídos no están preparados aún para oír el fuerte estruendo que la caída provoca en mí. Desfasa la poca cordura que aún recuerdo quedaba en tu servidora, tu esclava y redentora. Títulos adjudicados erróneamente que solo forman parte del consuelo del que soy parte continuamente.

A lo largo de los días que pasan busco decir con distintas palabras adornadas la misma verdad, la pesada cadena que me ata a una insufrible  serie de acciones dignas de una persona altamente sumisa, como en el fondo puedo llegar a ser. Incluso mi altivo perfil no es capaz de hacerle frente al cinismo que consume tus palabras, ante la más dulce impostación de voz logro someterme sin pensar en consecuencias.

Solamente agua

Llama a mi puerta con un nombre falso cada mañana, una fantasía tan verdadera como el nombre del sentimiento. Falacias encarnadas en propias palabras deciden tirarme por un abismo que no deja de crecer en la oscuridad. Mi propia destrucción en un nuevo amanecer, navajas que van dirigidas hacía mi. Trampas del juego que inventé. Denuncias ante un espejo que no deja de mirar y solo reír burlonamente quiere.

Dedicar fácilmente a la indiferencia líneas que no corrompen la clemencia que pido cada madrugada bajo tu suave manta de ilusiones. Desesperada corro a través de tus laberintos mentales sin poder resolver lo que no me concierne y con las palabras justas me tiene. Mata el tiempo, busca refugio ya. Prenda por prenda fue más fácil despojar el vacío. Carencias, me desprecias y te tomas el tiempo para acariciarme de nuevo. El miedo, el final, una vez más.

Hora a hora pido consistencia del agua sin saber que la única manera es congelarla, dejarla y no volver a tocarla. Entre mis manos se deshace sin forma ni corazón, cualquier pensamiento murió. Por la mañana volverá a nacer, si un árbol no toma tu lugar.

Lejos

Tan cerca y siempre se aleja. Antes de que acabe el tiempo deséame cuando te alejes, vuelve y golpéame. Vaga en el desierto y siempre vuelve, atraviesa mis venas y siente como duele. Inspira mil versos sin conocer tu poder, nunca pensé que podría joder tanto mi mente. Aléjame un poco antes de que sea tarde, no dejes de recordarme.
Escaparme y morir bajo la lluvia, sin más cortando con cuanto lazo prevalece. No quiero perder algo que no tengo y tan mío es. Protégeme del vacío y vuélveme un poco más frío. En cada grito tiemblo lejos, pero es lo que deseo. Libertad de elegir mis ataduras y obligación de no poder tenerlas. Desgarra y llévate lejos el musculo que bombea, no vuelvas si aún lo conservas.

Sin más

El primer verso y nada más. Sin vacío todo carece de sentido. A la espera se enloquece y habla sobre nada.  El sol atraviesa las paredes destruyéndolas, como el rayo de su viejo poema solo mentimos a quienes están dispuestos a creer.  Carente, desganado y hastiado vuelve del camino, los porvenires benevolentes no existen y cuando pierde la cordura se desvanece.
Posiblemente no llame más, pero el viento todavía es suave. Tu espera es la desventaja de un frío invierno y quema como ciertos momentos. Metales envuelven músculos importantes sin una verdadera llave.  Si tú la ves, esa vez escóndete hasta que el sol te proteja y cuidado con volver al segundo original.

Niña

La niña lloraba cada noche por un amor perdido, su almohada se teñía en lágrimas azules de desamor. Se nos va la noche, déjame entregarte un nuevo corazón. Roto, remendado y vendado, seco y agujereado pero tan sincero que podría darte vida durante un siglo entero. No te amo y es una mentira que me sale tan bien, acércate y te lo diré por última vez.
Te prometería la tierra pero ya no sé por dónde comenzar. Permitiría que me uses para secar tus lágrimas aunque me vuelvas a abandonar, advierto que las despedidas no se me dan bien. Niña que no deja de llorar, niña que no ama ni se deja amar ¿Quieres saber cuánto tiempo más voy a estar?
Deslumbrando con su sonrisa de ojos tristes déjame pedirte una noche en la que no existan lágrimas.

Sin dirección

Solo con el momento propicio podría detener el tiempo y el espacio, todo lo que gira alrededor se volvería no más que un leve recuerdo por al menos un minuto. El instante en que el sudor no corre más por la nuca y las pulsaciones se detienen. Los oídos zumban en la oscuridad, el desvaneciente clamor de la carne atenta contra un plan perfecto. Los deseos nublan el segundo, el minuto y la vida completa.
Humo que se esfuma en la infinidad, se deshace cual va pasando su momento. Palabras que sin sentido abundan dejándonos sin sabor, sin dirección.
Sin nada, desprendo del alma una coraza que ya no sirve, libero al prisionero finalmente. Infinidad no debo pedirte permiso para formar parte, porque donde nada es real. Me albergo adueñándome de todo y dejando que se adueñe de mí.