miércoles, 9 de mayo de 2012

La última ronda

Una última ronda en la noche, un último suspiro, un último escrito. Enmascaradas palabras de alguien que no existe, alguien que se perdió entre multitudes hambrientas. Quien buscaba el regreso a casa, encontró el bache de la desolación perseguido por las malas decisiones arrepintiendo haber directamente existido. Porque nada queda, y todo se desvanece. La satisfacción de las pasiones cuestan más de lo que un mortal cuerpo puede aguantar. Aunque desease las mil maravillas de una vida soñada, solo me debería conformar con pocas horas de alegría, penando en los rincones de mi alma semanas de amargura. 
Hechizos dignos de el más hábil conocedor de las ciencias ocultas, logran captar mi atención y devoción, derrocar un orgullo duro como la más solida montaña y sembrar dependencias dignas de un drogadicto.
Mis calles no volverán a ser lo mismo, y aunque tome por erradas las decisiones mi corazón, mi mente cedió y tomo el control. Las estrellas no estuvieron de mi lado y nunca lo van a estar, quien podría gozar de tan mala suerte como para caer una y otra vez. El problema no son los terceros, sino los primeros. Los protagonistas representan un papel antagónico el cual solo logra devastación, victimas y victimarios continuos que a cada rato cambian de rol.
Sueño el día que yo no sea yo, y vos no seas tan vos. Que no seamos nadie y quizá todo sea más fácil. Yo cedí mi llave el primer día, y aunque quisiera no la voy a recuperar. Mi debilidad me lleva a no querer más, a querer no buscar(te) más. Pero todo eso es tan mentira, porque no quiero otorgar más poder, del dolor que pueda aguantar, no una vez más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sangran esas palabras, sangran junto a un mar de lágrimas y lamentos.
Hay momentos que son como barcos que la ayudan a navegar por ese mar de corazones rotos.
No crea que dejar de lado un corazón y darle prioridades a la mente no le va a causar problemas.
Aveces la mente se auto-mutila llenandose de posibilidades que un corazón no llega a calcular. Así mismo, un corazón no calcula, y dejarse llevar únicamente arrastra a uno a consumirse en posibilidades pasadas que uno nunca tomó en cuenta.
Las estrellas no están del lado de nadie, ya que uno tiene que buscarlas y enlazarlas, bajarlas una a una para iluminar junto a la luna su camino.
No crea que ser nadie la ayudaría, nunca, porque la identidad es una de las cosas más importantes que uno tiene. Por ello somos como somos, y aunque eso nos lleve a odiarlo o amarlo, debemos aceptarlo. Solo así se alivia uno de los pesos que cargamos en la espalda. Siendo un don nadie, viviendo en ningun lado, esperando la llegada de nadie, uno se pierde en un abismo lleno de oscuridad, soledad e incertidumbre. Yo he vagado por esos caminos varios años, y por ello perdí gran parte de lo que era.
Tal vez usted esté vagando por los mismos caminos a los que yo recorrí, buscando la nada, pero le aviso que en el camino puede llegar a encontrar una llave, parecida a la que usted perdió el primer día. Yo atentamente se la regalo, para que vuelva a abrir mil puertas por las cuales pasar, y así volver a encontrarse.
Se lo dice un vagabundo que encontró su camino, y que espera que con la luz del fondo iluminandola, vuelva a encontrar el suyo. Tiene mucho camino para recorrer