domingo, 2 de octubre de 2011

Marfil

Cuando las costillas dejaron de quebrarse y el dolor ceso pude levantar esa estructura de fino y brillante marfil que danzo alguna vez ante mi. Como si pudiera contar las mil maravillas que alguna vez vi en tus indefensos ojos. Siempre cuestione el porque de mi desagrado ante tu mirada llena de debilidad, nunca me creí el engaño falaz del brillo que destellaba ante la luna llena de verano.
Es recurrente el pensamiento de que ya no es más, poco a poco cae en el pozo de los olvidos. En la caja de recuerdos que alguna vez pedí, junto con los abrazos rotos por la imponencia del cielo recubierto con suaves mantos de humo que desprendían tus labios una noche a las 3 am. 
Y que ya no soy, que ya no seré como debí en cuestión de tiempo y espacio. Cubriéndome con mis sabanas me despido y te digo adiós. Labios, cuello y costillas. Espalda, manos, columna y alma. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Cubriéndome con mis sabanas me despido y te digo adiós."
Me gustó, si. Con gusto a nada y colores gastados, un alma cansada se melancoliza, ahogada en su pasado. o eso me suena a mi; cada uno entiende cosas diferentes, eso es lo que me gusta de tus escritos. Son adaptables en situaciones o personas. En fin, con ésto ya das por sabida la opiñón de un viejo vagabundo, que según comentás, exedido de peso.

atte. Un don nadie.