viernes, 23 de marzo de 2012

18 hs

Tengo la voz resentida de no cantarte, el cancionero cansado de esperarte y un buen sabor a pena amarga que tras las horas vuelve al rincón de la represión.
Si no pudiese ser un artista, prediría que me saquen de un arrebato la vida. Quien te llama y pide por los ojos que no me desean ver. Nuestra conciencia no se encuentra en el mismo canal y los ruidos que produce la angustia en mi pecho despiertan la ciudad.
La comida no me sabe, las alegrías se vuelven de cartón. Completos antros que me vuelven a acobijar en el invierno de un pobre que no tiene idea de na', disfruta la copa rota y vacía del mal momento emocional.
Vagos que atan con alambre las sonrisas forzadas de tu malestar. Tu, yo, vos, mi propia destrucción. La fiebre sube y el invierno que se siente en el cuerpo no tiene resistencia en los momentos de reflexión, donde el optimismo es asesinado cual libertador revolucionario en tu inquisición.

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