El encanto enceguecido por el contar de los minutos que ruedan por tu autopista de pasiones perdidas. Conducen a la mera desesperación empañada en finas gotas de aguanieve flagelando tu paciencia. Rogando a dios y todos sus arcángeles el cambio de estación te enredas en una carrera sin fin, como la historia de nunca acabar. Adyacente a tu dolor pasado registrado por el enemigo sin fin destacas la hora de partida para luego desaparecer entre la niebla de mi inconsciente.
1 comentario:
Interesante narración, muy bueno.
Saludos!
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