sábado, 13 de abril de 2013

Buenos Aires hecha canción

Día lluvioso al mediodía, un otoño duro para olvidar cosas que ya dejaron de existir.  El tren iba lleno pero en el fondo de mi cabeza sonaba esa canción. Un viaje más ameno para volver al primer lugar que alguna vez viaje de incognito en espera del mensajero.  Tiempos largos y bastante lejanos veo desde el comedor hoy.
Recuerdo el saco negro, la cartera negra y mi alma negra. Todo era negro en ese tiempo y yo aún no sabía que me esperaba. Los motivos de la tarde no los recuerdo pero son pocas las opciones. No te conocía aún y un amigo esperaba por mí en las escalinatas de la facultad. Aún en ese eterno otoño lloraba la distancia de un viejo amor.
Baje del tren, tome el colectivo y encontré a mi viejo amigo. Una tarde normal, sentados en un lugar que recorrimos meses después por primera vez codo a codo vos y yo. Todo el centro fue nuestro, fue mío tantas veces. Me cuesta no recordar ningún rincón por el que haya pasado sin tu compañía. Día, noche. Hambre y sueño. Euforia y deseo.

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