lunes, 9 de septiembre de 2013

13-20

Miro en el reflejo del espejo hacía atrás y cuanto se pierde pero nadie puede detener la emoción de ver venir los destinos tras la espalda. Volando los mares para alzar la voz ante la llegada de los días encarcelados provocando una anestésica calma de los razonamientos de cartón que aparecen cuando ves el cartel de "en venta". Yo soñaba como se derretía el suelo y tenía tanto miedo que esperaba recordar como correr entre la llanuras de asfalto.
Se tiñe de rojo la visión esperando el contingente de las placenteras torturas de cada mañana y entre poco o nada me quedo con las pasiones ensoñadas. Me marcho para volver en días a ese eterno y tortuoso recorrido que implica pensar y desempolvar los rincones sombríos total otra mañana siempre espera y despeja.

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