Una montaña rusa alojada en el pecho quita el aliento. Lagrimas reprimidas de buenos días con noches sin dormir. Circulo de energía desgasta el universo despertando a quien todavía llena espacios con ausencias. Perdiendo, descubriendo, riendo y falleciendo en divina blancura suave y tersa. Falacias de cubrir los miedos, un ideal no alcanza para dejar de temer aunque se presente la perfección.
¡Oh corazón!
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