miércoles, 7 de diciembre de 2011

Camino

Hay momentos en los que el deseo de la pura inconciencia constante nos deja llevar y nos hace tocar los limites del mismo agujero negro. El mismo placer cubierto de dolor que nos lleva a entregarnos en los más profundos mares de excesos es el que poco a poco nos destruye dejandonos una dura existencia por transcurrir.
No existe el verdadero dolor si no hay una real finalidad. Porque de eso se trata, de buscar el final.
Hundidos por las causas que cortan nuestras vidas vagamos en busca de un final. Aunque no queramos siempre va a ser igual, de la misma forma lineal.
Simplemente el deseo de alivianar un camino lleno de obstáculos nos corrompe al punto de olvidar quienes somos. Todo resulta tan vacío y superficial que no da cuentas a lo que verdaderamente importa, lo que se siente no de lo que se dice sentir. Así como podría decir que quiero pero no debo, puedo decir que lo voy a hacer y no me importa nada más, porque en eso consta mi felicidad.
Nadie determina lo que realmente es correcto o no, son solo factores que nos impone el entorno. A mi no me importa mucho ya saber si esta mal o esta bien. Poco me causa lo que digan ya. Solo yo podré aprender de mis aciertos y de mis errores.

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