sábado, 18 de febrero de 2012

No hay tiempo, no hay nada

No es claro cuando vuelven a quedar marcas en tu piel, cuando vuelve a sangrar pero no como la última vez. El deseo de no volver a comenzar se apodero de mi y solo quiero caer. Los ojos delatan una fiel mirada a los días que pasaron con el sentimiento de volver. De haber sido un paréntesis, hubiera podido continuar con la alegría que irradiaba cuando el sol estaba sobre mi y no había mañanas ni noches que me frenasen.
En medio del lugar más frío y desolado de la mente, gritos y llantos se hacen presentes. Búscame, sálvame, juguemos a que mis huesos se resquebrajan otra vez. Mi locura resulto incompatible a la tuya, y acá me quedo. Las necesidades no se comparan, ninguna manzana, nada. El bloqueo que se llama sentimiento me impide gustosamente moverme, decir algo o simplemente retomar el destino que no he elegido. No, por favor.
Desearía la muerte diera comienzo en tus manos con al menos una palabra o simplemente una daga.

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